IICE pronostica un crecimiento de apenas 2,3 % en la economía nacional para el 2023

El incremento trimestral del PIB el año pasado bajó del 8 % en el primer trimestre al 3,3 % en el tercero, alerta el Instituto.

11 ENE 2023

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El sector turístico fue el que mostró el mayor crecimiento interanual en el tercer trimestre del año pasado, con un 22,5 % más en comparación con el mismo trimestre del 2021. Imagen con fines ilustrativos.  

Recién comienza el año y las perspectivas económicas no son tan halagüeñas para los próximos 12 meses. Así lo refleja el Análisis Trimestral realizado por el Instituto de Investigaciones en Ciencias Económicas (IICE) de la Universidad de Costa Rica (UCR), que prevé un crecimiento de apenas 2,3 % para este 2023, con un intervalo entre el 1,8 % y el 2,7 %.

El motivo de este reducido margen de incremento económico es que tanto la esperada caída en el crecimiento mundial como el aumento de las tasas de interés afectarían a la economía en general, con un énfasis en la inversión y el consumo de los hogares. Esto se une a los números bajos en el producto interno bruto (PIB) con los que el país cerró el año pasado, pues se prevé un crecimiento interanual del 2 % en el PIB para el último trimestre del 2022, ligeramente mayor al 1,8 % estimado para el primer trimestre del 2023.

En términos generales, el IICE también había observado la posibilidad de un crecimiento real del PIB en un 4,7 % para el 2022; mientras que, para el 2023, se reduciría a un 2,26 %.

Todo lo anterior indica que el país estaría llegando al fin de la recuperación económica tras los duros efectos vividos por la pandemia. Este equipo de expertos de la UCR pronostica también que el 2023 será un año que mantendrá tasas de interés altas. Además, señala que la vigilancia al crecimiento en los precios será importante para el análisis, ya que esto puede generar incrementos en la tasa de política monetaria, cuyo efecto llevaría a más aumentos en las tasas de interés de mercado.

En cuanto al gasto público, el IICE asume que este año podría haber una reducción sustancial en términos reales en comparación con el año pasado debido a la implementación de la regla fiscal, ya que su cálculo no contempla la alta subida de precios del año pasado. A la vez, plantea que podría haber una afectación en la inversión en infraestructura y educación, lo que afectaría también a la producción privada en el largo plazo.

Crecimiento de la producción continúa a la baja

Tras alcanzar una tasa de crecimiento interanual superior al 10 % a lo largo del 2021, este indicador mostró un claro descenso a partir del primer trimestre del 2022 (8,08 %), precipitándose hasta el 3,30 % para el tercer trimestre del año pasado.

Otro parámetro que cae es la tasa de crecimiento interanual del Índice Mensual de Actividad Económica (IMAE), la cual viene bajando desde julio del 2021, cuando alcanzó un 12,87 %, hasta setiembre del año pasado, cuando registró un incremento del 3,00 %. Sin embargo, esta tasa sigue siendo mayor a la que reportó el país previo a la crisis sanitaria, colocándose en parámetros que oscilaron entre el 0,8 % de junio del 2019 y el 1,9 % de ese mismo año.

La demanda interna del país también sigue decreciendo, con un descenso en la inversión superior a los 101 millones de colones para el tercer trimestre del año pasado. En cuanto al consumo del Gobierno, este aumentó en el segundo trimestre, pero este incremento volvió a descender en el tercero. Con todo, el consumo propio de los hogares se ha mantenido estable durante el 2022.

Hotelería y servicios de comida aumentaron su valor agregado

El sector turístico, que reúne actividades de alojamiento y venta de alimentos, sí tuvo un tercer trimestre bastante positivo el año pasado, pues creció un 22,5 % en comparación con ese mismo trimestre en el 2021. Otros sectores con un registro favorable fueron el de información y comunicación (9,6 %) y transporte y almacenamiento (9,3 %).

En el caso contrario, el sector de la construcción tuvo un comportamiento negativo, pues decreció un 14,0 %, seguido en mucho menor medida del agrícola, pesca y silvicultura, que decayó en un 1,2 %. Prácticamente el resto de actividades productivas mostraron un comportamiento positivo, en mayor o menor medida.

Este crecimiento casi general parece haber impactado la creación de plazas de trabajo, que creció un 5 % entre setiembre del 2021 y ese mismo mes en el 2022. El impacto positivo en la ocupación se observa sobre todo en el sector de manufacturas (y, específicamente, en construcción, hoteles y restaurantes) y, en menor medida, entre el comercio y los negocios de servicios. En cambio, el sector agrícola y ganadero decreció un 6 % entre ese mismo periodo.

Sobre el extraño comportamiento en el sector construcción, que por un lado fue el que más decreció en el tercer trimestre pero que, por otro lado, reportó números muy positivos en cuanto a la creación de nuevas fuentes de empleo, la M.Sc. Daniela Córdoba Solano, investigadora del IICE, explica que es posible que esto se haya dado como respuesta a los problemas en las cadenas de suministros a nivel internacional, los cuales repercutieron a lo interno del país en los precios de la construcción, que se mantuvieron altos durante el segundo y tercer trimestre de 2022.

“Sin embargo, el aumento en la ocupación del sector construcción parece ser señal de recuperación, ya que en el primer semestre la ocupación estuvo por debajo de los niveles de septiembre de 2021. No obstante, es necesario esperar las estadísticas de la ocupación en el cuarto trimestre, para saber con más precisión qué es lo que está pasando en ese sector”, detalló Córdoba.

De acuerdo con el IICE, la masa laboral con calificación media (sobre todo entre personas con secundaria completa) fue la más beneficiada con nuevas fuentes de trabajo entre el mismo lapso explicado anteriormente, mostrando un aumento del 9 % interanual. La empleabilidad de los trabajos calificados se redujo un 1 %, mismo porcentaje que descendieron los puestos laborales para la mano de obra menos calificada.

Índice de Precios al Consumidor (IPC) tuvo un ligero descenso

Aunque la inflación sigue alta y las tasas de interés aumentan, la tasa de crecimiento del IPC sí evidenció un ligero descenso interanual entre agosto y octubre del año pasado, bajando desde el 12,13 % en agosto (y el más alto desde, al menos, enero del 2020) hasta el 8,99 % en octubre. El pico de mediados de año se produjo tras el aumento internacional en el valor de las materias primas (y, sobre todo, del petróleo). Eso sí, el crecimiento del IPC sigue siendo aún mucho más alto que en los últimos tres años.

Además, tomando en cuenta octubre 2021 y octubre 2022, la gasolina fue el bien que más aumentó de precio en ese lapso, con un 0,73 %, seguido de otros insumos como la papa (0,44 %), el café (0,36 %), el aceite (0,34 %) o los pasajes de autobús (0,33 %).

En sentido contrario, los bienes que más se abarataron en ese periodo fueron los servicios de telecomunicaciones en paquetes (-0,253 %), la telefonía móvil (-0,177 %) y, en menor medida, el internet residencial (-0,063 %) y el gas licuado (-0,045 %, lo cual llama la atención tomando en cuenta el aumento en el costo de los hidrocarburos).

Por su parte, la Tasa Básica Pasiva (TBP) no detuvo su visible incremento registrado entre abril y julio (cuando pasó de 2,90 puntos porcentuales a 5,37) y octubre del año pasado se situó en 6,02 puntos, la cifra más alta desde abril del 2019.

Esto ocurrió en gran medida debido a los aumentos en la tasa de política monetaria (TPM), que pasó de estar en 1,25 % en enero del 2022 a 9,00 % a finales de octubre. Según el IICE, el efecto de la TPM sobre la TBP dura aproximadamente seis meses en traspasarse, por lo que se pronostica que las tasas de interés continúen con aumentos a inicios del año en curso.

Usted puede consultar el texto completo del Análisis Trimestral haciendo clic en este enlace.

IICE: Análisis trimestral de la economía correspondiente al III Trimestre del 2022. Por la investigadora Daniela Córdoba Solano.

Periodista: Pablo Mora Vargas
Oficina de Divulgación e Información
pablo.moravargas@ucr.ac.cr

Brecha digital: la educación, el lugar de habitación y la edad son los factores que provocan mayores diferencias

La posesión de equipos de cómputo marca serias distancias entre quienes viven en las ciudades y en el campo.

21 NOV 2022

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El uso de computadoras con fines productivos y la necesidad de estar pendientes del desarrollo educativo de sus hijos e hijas han hecho que los hogares jefeados por mujeres tengan cada vez más acceso a, al menos, una computadora. Esto cierra una brecha de género vigente por décadas. Foto: Anel Kenjekeeva.

En Costa Rica hay grupos poblacionales que tienen mayor posibilidad de tener acceso a una computadora, a un teléfono celular o a una tableta que otros. Esto pasa, sobre todo, entre las personas con estudios universitarios, quienes en la última década han contado con 40,6 computadoras más por cada 100 habitantes que aquellas solo con primaria completa.

Esta fue una de las principales conclusiones a las que llegó el Instituto de Investigación en Ciencias Económicas (IICE), de la Universidad de Costa Rica (UCR) en su reciente publicación “Nuevos enfoques para la medición y descomposición de las brechas digitales en Costa Rica”, que fue divulgado este lunes 21 de noviembre.

Para este análisis se utilizaron datos de la Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO) para el periodo 2010-2021, del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC), la cual se realiza en julio de cada año y valora diversas variables como género, lugar de residencia, rango de edades e instrucción académica.

Por ejemplo, cuando se trata de poseer un dispositivo móvil, la diferencia entre las personas con estudios de educación superior es de 13,5 veces más por cada 100 habitantes con respecto a quienes solo han cursado la primaria. Es decir, la distancia sigue siendo alta, pero mucho más reducida que en relación con las computadoras.

Pese a estos resultados, Costa Rica destaca en el mundo por tener altas calificaciones en el acceso a las nuevas tecnologías por parte de sus habitantes. Por ejemplo, en 2019 fue el país con la mayor penetración de telefonía móvil en el orbe, mientras que es el tercero de América en cuanto a acceso a internet desde los hogares, con un 86 %, solo superado por Canadá y Chile.

No obstante, esos lugares de privilegio digital no son respaldados cuando se segrega a la población por las categorías mencionadas, como lo revela el documento.

El investigador del IICE a cargo de este estudio, Luis Vargas Montoya, indicó que esto demuestra no solo las enormes diferencias socioeconómicas que hay entre ambos grupos, sino que el nivel educativo en la población define también el acceso a este tipo de aparatos y, colateralmente, también la dificultad de acceso a fuentes de trabajo calificadas. Esto fue aún más evidente en tiempos de pandemia, donde contar con estos artefactos representó la diferencia entre tener trabajo o no.

Luis Vargas, investigador del IICE: la brecha digital entre personas con estudios de primaria y universitaria es la más alta del país

Curiosamente, esa diferencia no es tan marcada entre quienes tienen únicamente educación primaria y secundaria, donde los segundos poseen 9 dispositivos móviles y casi 17 computadoras más que los primeros, por cada 100 habitantes.

Posesión de equipos digitales es mucho mayor en ciudades

La segunda brecha digital más marcada es la que existe entre las personas que habitan en zonas urbanas versus las que residen en zonas rurales. Cuando se trata de equipos de cómputo, la gente en las ciudades tiene 15 computadoras más por cada 100 habitantes que sus contrapartes del campo.

Este dato se mantiene alto, aún cuando se trata de celulares o tabletas. Ahí, quienes habitan en las zonas urbanas tienen 7,71 aparatos más que quienes viven en las zonas rurales.

Para Vargas-Montoya, esta marcada diferencia en la adquisición de computadoras o dispositivos móviles se relaciona con el escaso impacto que ha tenido en las comunidades periféricas del país el Fondo Nacional de Telecomunicaciones (FONATEL), creado tras la apertura en la telefonía celular que comprendió la firma del Tratado de Libre Comercio entre Centroamérica y Estados Unidos y que tuvo por fin posibilitar el acceso universal a tecnologías de la información y la comunicación a la población en general.

Luis Vargas, investigador del IICE: FONATEL ha sido insuficiente para cerrar brechas digitales, sobre todo en zonas rurales

Cuando se trata de grupos etarios, las distancias digitales más marcadas se dan entre quienes tienen de 15 a 34 años y en el grupo de personas mayores a 60 años. Los primeros tienen 5,83 computadoras y 3,74 dispositivos móviles más por cada 100 habitantes que los segundos. En gran medida, este resultado se da por una menor alfabetización digital y por la falta de apropiación de la tecnología por parte de las personas mayores.

Además, no se observaron diferencias de posesión de estos equipos entre las personas de 15 a 34 años y quienes tienen de 35 a 60 años, ya que ambos son grupos que se han visto expuestas al uso de tecnología desde edades más tempranas.

Una buena noticia que ofrece el estudio es que las brechas digitales por género son casi inexistentes. De hecho, no hay ninguna diferencia entre hogares jefeados por hombres o mujeres y la cantidad de computadoras que poseen ambos. Donde sí hubo un pequeño margen de distancia fue en la posesión de dispositivos móviles. Ahí, los hogares liderados por masculinos tienen 1,56 celulares o tabletas más por cada 100 habitantes que aquellos donde son mujeres quienes los sostienen.

Luis Vargas, investigador del IICE: la brecha digital por género es mínima y es perceptible solo en la adquisición de dispositivos móviles

A la vez, el académico del IICE recordó que la brecha digital es un fenómeno en el que inciden muchos factores y que tiene una estrecha relación con otros aspectos socioeconómicos.

Él espera que estos resultados colaboren en la toma de decisiones para la generación de políticas públicas que ayuden a combatir estas distancias en el uso y aprovechamiento de la tecnología, como la generación de fuentes de empleo o la formación de capital humano, entre otras, para construir una sociedad más próspera e inclusiva.


Periodista: Pablo Mora Vargas
Oficina de Divulgación e Información
pablo.moravargas@ucr.ac.cr

Optimismo del empresariado se reduce 1,1 % hacia el cuarto trimestre del año

No obstante, existen buenas expectativas en el empleo, las ventas, las utilidades y la competitividad.

4 OCT 2022

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El comercio destaca como el sector más optimista en cuanto al aumento de ventas para el cuarto trimestre del año: 6 de cada 10 personas confían en recibir más clientes o mejorar su productividad. Foto: Anel Kenjekeeva.

Pese a que el sector empresarial continúa manifestando un cierto positivismo sobre el futuro de sus negocios, en términos generales esta expectativa es menor que la manifestada en la cuarta Encuesta Trimestral de Expectativas Empresariales. Así lo reflejan los resultados más recientes de este estudio, que corresponden a las previsiones de negocios sobre el cuarto trimestre del 2022.

El Instituto de Investigación en Ciencias Económicas (IICE) de la Universidad de Costa Rica (UCR) realizó esta última encuesta entre el 8 y el 24 de agosto. Contempló las respuestas de 403 empresas sobre temas variados como empleo, ventas, utilidades, inversión y tipo de cambio.

Así, el Índice Global de Expectativas Empresariales se ubicó en 53,3 puntos porcentuales, lo que significa un leve descenso de 1,1 puntos con respecto a la encuesta anterior. Pese a esta disminución, el IICE considera que el empresariado nacional se mantiene dentro de un espectro de estimaciones optimistas.

Si se analizan los sectores económicos por separado, el estudio señala que fue el de servicios el que más mejoró su positivismo en cuanto a sus expectativas con respecto a la encuesta pasada (subió 2,8 puntos porcentuales, obteniendo un índice de 56 puntos). Mientras tanto, el sector que se mantiene como el más optimista es el de servicios (57 puntos), y el que muestra más pesimismo sigue siendo el agropecuario (40,9), mientras que la mayor caída de optimismo la registró el sector construcción (retrocedió 3,6 puntos, para un puntaje porcentual de 55,6).

Este leve descenso del Índice Global de Expectativas Empresariales puede explicarse por el impacto que tuvo el aumento en los combustibles y del tipo de cambio en los precios, sensación muy presente durante la aplicación de la encuesta. Caso contrario, el empresariado nacional de servicios también espera una mayor demanda de clientes en sus negocios y por eso su mejora en positivismo.

Empleo con buen pronóstico

Al menos dos de cada tres empleadores en los cinco sectores económicos estudiados esperan mantener el número de personas contratadas en su planilla para el cierre del año. Esto es ya una buena noticia, pero el dato mejora si se considera que, en promedio, el 22 % confía en que habrá nuevas contrataciones. Lo anterior representa un aumento de 3,6 puntos porcentuales con respecto a la encuesta de expectativas del tercer trimestre y también un incremento de 4 puntos porcentuales interanual, es decir, con respecto al cuarto trimestre del año pasado.

En contraste, la cantidad de empresarios que prevén una disminución de su personal es de solo un 6 %, dato inferior al 8,1 % que arrojó la última encuesta y ligeramente menor al del cuarto trimestre del año pasado, cuando este porcentaje alcanzó el 6,7%.

Si se analiza el resultado por sector, se observa que los de mayor apertura a nuevas contrataciones son manufactura y servicios, donde el 27 % de su empresariado sumaría colaboradores a sus filas. En contraste, vuelve a ser agricultura el que prevé más disminuciones en la cantidad de trabajadores: así lo consideran 1 de cada 5 individuos encuestados.

Al analizar los datos por el tamaño de las empresas, aquellas que tienen más de 31 personas en su planilla son las que reportan más posibilidades de contrataciones (43,4 %), seguidas de las medianas (24,4 %). En las pequeñas, por su parte, solo una de cada cinco espera expandir su personal, número que desciende aún más en las microempresas (10,4 %). Las principales razones de no realizar nuevas contrataciones son la baja demanda, los cosos de la mano de obra, el encarecimiento de elementos como combustible y electricidad, entre otras.

En cuanto a los tipos de empleos que podría reducirse, el estudio señala que son labores no calificadas como operadores de planta y empaque, peones agrícolas y servicio al cliente las que se encuentran más en riesgo de despidos.

Buen augurio sobre las ventas

En general, el positivismo entre el empresariado ante un incremento en las ventas y la producción mejoró 2 puntos porcentuales con respecto a la encuesta previa, aunque el pesimismo también aumentó en igual proporción.

El sector más optimista para este cuarto trimestre es el comercio, donde 6 de cada 10 personas esperan mayor afluencia de clientes o de su producción. Por su parte, otra vez, es el sector agropecuario el menos optimista (solo 1 de cada 5 espera mejoras en este apartado) y el más pesimista (18 % cree que su productividad y colocación de productos disminuirá).

Pese a ser el sector menos optimista en este aspecto, el agropecuario es el que presentó el mayor incremento en su balance neto de expectativas para la venta y producción, subiendo 9 puntos porcentuales con respecto al trimestre pasado. También reportan una mejora de previsiones en este apartado los sectores de servicios y manufactura.

Optimismo en utilidades y competitividad

Cuatro de los cinco sectores (la excepción es el agropecuario) manifestaron su esperanza en que las utilidades de su negocio aumentarán en el cierre del 2022, oscilando entre el 39 % y el 46 % de respuestas, según el sector. En el caso del agro, es mayor la cantidad de su empresariado que asegura que sus utilidades disminuirán (30 %) en comparación a quienes creen que crecerán (23 %).

En comparación con la última encuesta, se observa que este optimismo ha caído en los sectores de agropecuario, construcción y comercio, pero ha levantado en servicios y manufactura.

En el caso de la competitividad, también son muchos más los individuos entrevistados que esperan una mejora en este apartado, que oscilan entre el 46 % (en el caso de manufactura) y el 34 % (construcción). Una vez más, la excepción es el agropecuario, donde únicamente 1 de cada 5 personas tienen una visión positiva a futuro; en cambio, el 13 % tiene una percepción pesimista, muy por encima de los otros sectores.

Menos empresas harían inversiones al cierre del 2022

La expectativa de nuevas inversiones para el final del año en curso es menor de la que había para el tercer trimestre de este 2022. Así reaccionaron las personas de los cinco sectores consultados sobre la posibilidad de adquirir herramientas, equipamiento, infraestructura, tecnologías y otros elementos que mejoren la productividad de sus negocios.

En términos generales, el 81,6 % del empresariado evitaría realizar nuevas inversiones, porcentaje que aumentó en comparación con quienes lo señalaron así para el tercer trimestre (73,7 %). El sector agropecuario destaca nuevamente por ser el menos dispuesto a hacer más inversiones (9 de cada 10 personas lo desestimaron).

Además, si los individuos dueños de empresas se ven forzados a invertir en algún elemento, solo lo harían para asegurarse de que sus negocios sigan siendo operativos.

“A la baja” la expectativa sobre el aumento del dólar

En cuanto a la cotización de la divisa estadounidense, hubo un descenso significativo entre las personas que pronostican que aumentará su valor al final del año, en comparación con el trimestre anterior. Así lo manifestó el 47,1 % del empresariado encuestado, muy distante del 77,8 % que sostenía esta posibilidad en la última encuesta.

En contraste, quienes esperan que el dólar se estabilice pasaron de ser el 10,6 % en la última encuesta, al 32 % en la actual. Incluso, aquellas personas que esperan por una disminución en este valor también aumentaron, pasando del 7 % al 13,9 % en ambos lapsos.

Aunque el grupo que espera un aumento en la moneda estadounidense sigue siendo el más numeroso, la mayoría de estas personas señala que esto no afectaría negativamente la competitividad de sus empresas, y solo una cuarta parte teme lo contrario.

Como contexto, el tipo de cambio vigente durante la aplicación de la encuesta rondaba los 665,5 colones por dólar, mientras este indicador se tasaba en 673,1 colones por dicha moneda norteamericana en el estudio anterior, lo cual explicaría la tendencia en la reducción del número de respuestas que pronostican un aumento de esta divisa.

A continuación podrá observar un video hecho por el IICE donde se detallan algunos de los resultados explicados y otros indicadores adicionales.

IICE-UCR: expectativas empresariales para el cuarto trimestre del 2022

Periodista: Pablo Mora Vargas
Oficina de Divulgación e Información
pablo.moravargas@ucr.ac.cr