El optimismo del empresariado presenta leve aumento hacia el tercer trimestre del año

La confianza de los sectores construcción y comercio mejoró con respecto al último estudio

4 JUL 2022

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El sector construcción fue el que experimentó un mayor crecimiento en su positivismo, del segundo al tercer trimestre del año, según la Encuesta de Expectativas Empresariales. Su índice pasó de 47,8 a 59,2 puntos y se posiciona como el segundo con mejor actitud hacia el futuro cercano, solo por detrás del comercio (imagen con fines ilustrativos). Foto: Laura Rodríguez Rodríguez.

La esperanza de tiempos mejores en el empresariado nacional para el tercer trimestre de este año no solo se mantiene, sino que tuvo una mejora mínima en comparación con el expresado en la anterior Encuesta de Expectativas Empresariales, correspondiente al segundo trimestre de este año. Esto es bastante positivo, más aún si se toman en cuenta los duros tiempos inflacionarios que vive el país.

Esta fue la revelación que hizo esta última encuesta con miras al tercer trimestre del 2022, realizada por el Instituto de Investigaciones en Ciencias Económicas (IICE) de la Universidad de Costa Rica (UCR), y publicada este lunes 4 de julio.

El estudio se realizó entre el 16 de mayo y el 5 de junio, con consultas que abarcaron a 445 empresas de manufactura, alojamiento y restauración, comercios, agropecuarias, transporte y almacenamiento, construcción, y servicios. A estas se les consultó sobre cómo preveían el futuro en temas como empleo, ventas, utilidades, inversión y tipo de cambio.

Según el Índice Global de Expectativas Empresariales, el optimismo en general aumentó 0,5 puntos porcentuales con respecto al trimestre pasado, subiendo de 53,9 a 54,5, lo que significa además la cifra más positiva para este período desde el tercer trimestre del 2015. También, este indicador se ubica 4,0 puntos porcentuales por encima del promedio de los terceros trimestres de los años anteriores. La coordinadora de este estudio e investigadora del IICE, Gabriela González Zúñiga, amplía:

Gabriela González, investigadora del IICE: la previsión para el tercer trimestre es la mejor incluso desde varios años antes de la pandemia – Duración: 00:12

Si de sectores se trata, el que alcanzó el mayor crecimiento en sus expectativas con respecto al último trimestre fue el de construcción, que pasó de 47,8 a 59,2 puntos (diferencia de 11,4). De hecho este fue el único sector que presentó un incremento realmente importante. El segundo fue el de comercio, cuyo aumento fue de solo 1,7 puntos, pues subió de 58,5 a 60,2. Eso sí, este último se mantiene como el de mayor positivismo de cara al próximo trimestre.

Por el contrario, los sectores que más decrecieron fueron el agropecuario, cuyo índice de previsión de optimismo bajó de 52,2 para el trimestre actual a 42,3 para el próximo (-9,9 puntos, el más negativo de todos) y el de servicios, que pasó de 54,1 a 53,2 puntos (-0,9). En el caso del de manufactura, se mantuvo igual que en la pasada encuesta y su puntaje fue de 57,0. González ofrece algunas explicaciones al respecto.

Gabriela González, investigadora del IICE: el optimismo es variado en los diferentes sectores productivos – Duración: 00:47

En resumen, el estudio indica que casi todos los sectores están situados en la zona optimista (excepto el agropecuario), lo que significa una buena señal desde el mercado tras los duros años marcados por la crisis económica de la pandemia.

Expectativas en el empleo

La encuesta también revela que el 72,4 % de empleadores afirman que no habrá cambio en la cantidad de trabajadores contratados para el tercer trimestre. De ese porcentaje, un 16,4 % afirma que no harían nuevas contrataciones debido a que ya incorporó a nuevas personas a su planilla entre abril y junio.

Un 18,7 % afirma que sí habrá nuevas contrataciones, leve baja en comparación con las expectativas para el segundo trimestre, donde el 21,9 % afirmaba que aumentaría a sus colaboradores); mientras que un 8,1 % señaló que habría recortes, porcentaje que aumentó con respecto a la pasada encuesta, donde la disminución en el número de trabajadores fue prevista por el 6,1 % del empresariado.

El sector donde más expectativas de contratación hay es el de comercio, donde el 22 % espera hacer nuevas incorporaciones de personal, siendo también el sector con mayor crecimiento en esta previsión con respecto a la encuesta pasada (9,2%).

El porcentaje de optimismo a nuevas incorporaciones es similar al de otras áreas, exceptuando el agropecuario (solo un 7% afirmó posibles ampliaciones de planilla), que en cambio, es el que más prevé eventuales despidos, según lo afirmó el 20 % de personas consultadas.

Si se toma en cuenta el tamaño de la empresa, las que tienen más de 31 empleados son las que dan más posibilidades a nuevas contrataciones (33,3 % en el caso de las grandes y 22,6 % en las medianas). Las pequeñas empresas que podrían contratar nuevo personal son solo el 16,3 %, mientras que las microempresas que darían este paso suman apenas el 11,6 %.

Inversiones, ventas, producción y competitividad

Sobre posibles inversiones en bienes como herramientas y equipo, infraestructura, maquinaria, tecnologías de información y comunicación y software, en todos los sectores habría más recursos destinados a estos insumos, en comparación con el segundo trimestre de este año.

En promedio, dos de cada diez personas empresarias realizarían alguna inversión en su negocio. El área productiva con mayor intención de invertir en estos recursos es la de manufactura, con un 26 % de sus personas encuestadas. Y, otra vez, es el sector agropecuario el menos dispuesto a atreverse a hacer este tipo de erogaciones: solo el 15 % apostaría por ellas.

A nivel general, el porcentaje del empresariado que no piensa hacer nuevas inversiones bajó de 81,0 % a 73,7 % entre el segundo y tercer trimestre de este año.

En cuanto al comportamiento de las ventas y la producción, destaca nuevamente el sector comercio como el de mayor positivismo, al creer que sus ventas aumentarán para el próximo trimestre (61 %); mientras que el más pesimista (y a la vez, menos optimista) es, otra vez, el agropecuario, donde el 27 % de su empresariado pronostica que su producción y venta disminuirá con respecto a este semestre.

Con respecto a la competitividad que puede adquirir su empresa en el futuro cercano, el sector con una mejor perspectiva es el de comercio, donde el 51 % de su empresariado manifestó que su negocio tendrá una mejora en este aspecto. Lo contrario pasa, nuevamente, en el agropecuario, donde solo el 23 % cree que mejorará y el 9 % considera que empeorará.

El mantenimiento de este positivismo generalizado se debe a varios factores, como el aumento en la demanda del consumo, señaló González:

Gabriela González, investigadora del IICE: Hay buenas expectativas en el empresariado pese a inflación – Duración: 00:14

Comportamiento del tipo de cambio

En promedio, el 77,8% de las personas encuestadas dice creer que el valor del dólar con respecto al colón aumentará entre julio y setiembre. El reciente comportamiento de la divisa norteamericana hacia el alza, sin duda, justifica que este porcentaje se incrementara de forma evidente en comparación con quienes consideraban que habría un aumento en esa moneda, hace tres meses (69 % así lo afirmó en aquel momento, +8,8 % de diferencia).

Curiosamente, el promedio entre los encuestados que esperan una disminución subió también levemente desde la última encuesta (5,2 %) a la actual (7 %).

Entre quienes esperan un encarecimiento del dólar, la mitad afirma que esto no afectará negativamente a sus empresas y un 30,4 % respondió lo contrario, sobre todo entre los sectores no exportadores. Solo un 19,6 % afirmó que este comportamiento en el tipo de cambio les beneficiará.

A continuación presentamos un video elaborado por el IICE en el que González brinda información más detallada sobre estos resultados.

IICE UCR: Encuesta de Expectativas Empresariales para el Tercer Trimestre 2022

Periodista: Pablo Mora Vargas
Oficina de Divulgación e Información
pablo.moravargas@ucr.ac.cr

Voz experta: Programas Avancemos y Crecemos sí alivianan difícil situación económica de los hogares

El programa Avancemos tiene efectos sobre la asistencia a la educación secundaria

24 JUN 2022

En 2022, el Instituto de Investigaciones en Ciencias Económicas (IICE) hizo un análisis de los montos otorgados por el programa Avancemos-Crecemos y su evolución desde su última actualización hace más de cinco años. Los principales hallazgos se resumen en que los montos han perdido poder adquisitivoAvancemos y Crecemos reducen la pobreza y mejoran la situación de los hogares. En el caso específico de Avancemos, tiene efectos importantes en la asistencia en secundaria, en particular para hombres jóvenes de la zona rural. Seleccionando en forma más precisa a los beneficiarios se podría reducir la pobreza y aumentar aún más la asistencia en secundaria.

El programa Avancemos-Crecemos, coordinado por el Instituto Mixto de Ayuda Social (IMAS) otorga Transferencias Monetarias Condicionadas (TMC) a estudiantes en condición de pobreza por asistir al sistema educativo. En 2021, la inversión total del programa alcanzó los 113.900 millones de colones y 391.905 estudiantes. El 58% de la inversión se dirigió a estudiantes de secundaria alcanzando el 46% de la población atendida. Los montos varían según el nivel al que asisten los estudiantes: 18 mil colones mensuales a personas de 5 años o más que cursan preescolar y primaria, 30 mil a quienes cursan III ciclo, y 40 mil, a quienes cursan IV ciclo de secundaria.

Los montos otorgados en Avancemos-Crecemos han estado ligados a disponibilidad presupuestaria del IMAS. En sus inicios, el monto de Avancemos se había calculado tomando como base la mediana de los ingresos de personas de 13 a 15 años en mercado laboral de 2005, considerado como el costo indirecto o de oportunidad por estar estudiando. Ese monto se mantuvo constante, sin actualización ni aumento, hasta 2015, año en que se aumentó el monto sin recuperar el valor real de inicios del programa (que había caído un 39,7 % con respecto a 2006).

El último aumento se hizo en 2018 para mantener el poder adquisitivo de las transferencias a estudiantes de IV ciclo con respecto a 2015 y para aumentarlo a estudiantes de III ciclo (un 14 %). La transferencia para niveles de preescolar y primaria aumentaron su valor en 2014 (19 % con respecto a 2010), sin actualizaciones desde entonces (ver gráficos).La falta de actualizaciones sistemáticas hace que cada año el monto pierda valor real por la inflación. El poder adquisitivo de la transferencia para secundaria se ha reducido significativamente desde que inició el programa, principalmente el de estudiantes de secundaria del IV Ciclo.

Gráfico avancemos crecemos

En 2021, a solicitud del IMAS y con el apoyo de Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), el IICE analizó los montos de las transferencias y el impacto que tienen en la asistencia a la educación. El estudio encontró que en un hogar receptor residen, en promedio, 1,54 estudiantes beneficiarios (1,81 estudiantes si el hogar se encuentra en pobreza extrema), y recibe, en promedio, un ingreso de 40 808 colones (46 607 colones en hogares en condición de pobreza extrema). Esta entrada de dinero por familia aporta el 10% de su gasto de consumo (12% si el hogar es del quintil más pobre de ingresos). 

Adicionalmente, se calculó que las transferencias promedio a un hogar receptor representan el 36% de la línea de pobreza por persona en zona urbana y el 47% en zona rural, así como el 81% del valor de una canasta básica alimentaria por persona en zona urbana y el 97% de una en zona rural.

Es decir, este aporte monetario es capaz de aliviar los gastos más básicos de las personas estudiantes y sus familias, sobre todo en las zonas rurales de quintiles de ingreso más bajos. Sin la existencia de las transferencias de Avancemos-Crecemos, los porcentajes de hogares en condición de pobreza extrema y pobreza total en el país aumentarían en 17% y 4,1% respectivamente.

El análisis realizado por el IICE sobre el impacto de Avancemos en secundaria encontró que el programa ha sido determinante para la permanencia y, de mayor forma, para la reinserción de estudiantes. Se estima que de cada 100 jóvenes en secundaria que habían recibido la transferencia entre 2015 y 2016, 16,1 jóvenes por año habrían abandonado o permanecido fuera del sistema formal de educación si no hubieran percibido este beneficio económico. Los efectos fueron significativamente más altos para jóvenes hombres de las zonas rurales.

Sin embargo, también se encontró que las variaciones en el poder adquisitivo de los montos no tenían efectos adicionales sobre asistencia. En cuanto a los beneficiarios de Crecemos en los niveles de primaria y preescolar, tal como se esperaba, tampoco se encontró que las variaciones en los montos tuvieran efectos en la asistencia, dado a que esta es obligatoria.

En la comparación con las transferencias (de 40 mil colones) con los costos indirectos para personas de 17 a 19 años de estar estudiando en lugar de trabajar, estas representan el 19.6% del ingreso que recibirían en el mercado laboral. Se estimó que los jóvenes de esas edades que no terminan la educación secundaria y que se dedican alguna labor alcanzan un ingreso promedio mensual de 204 mil colones.

Las tres recomendaciones se extrajeron de la investigación:

  1. Es importante focalizar ayudas en reinserción de estudiantes fuera del sistema, que es donde se observa el mayor impacto. 
  2. En términos de asistencia, es más recomendable aumentar la cobertura que aumentar el monto. 
  3. Se debe evitar una reducción en el monto de la transferencia y la pérdida de su poder adquisitivo (frente a la inflación) por los efectos adversos que tiene la reducción sobre los ingresos de las familias pobres, sobre todo aquellas en condición de pobreza extrema.

En años de restricciones presupuestarias y de aumento en la pobreza (sobre todo rural) debido la crisis provocada por la pandemia, el programa Avancemos-Crecemos constituye un apoyo fundamental para que las personas puedan continuar estudiando y en ese sentido es clave para combatir la pobreza, tanto en el corto plazo como en el largo plazo.

Colaboraron con la redacción de este artículo: Juan Robalino, director del IICE; Luis Oviedo, investigador del IICE; Saúl Paredes, beneficiario del Programa de Desarrollo Académico de la Escuela de Economía de la UCR, así como Cristina Barrantes y Alonso Venegas, estudiantes asistentes de investigación de esa unidad académica.


Valeria Lentini Gilli
Docente de la Escuela de Economía
valeria.lentini@ucr.ac.cr

El aumento en el consumo es el principal factor del encarecimiento de bienes y servicios

Las esperanzas de detener el fenómeno se cifran en el incremento en la oferta de productos y de la Tasa de Política Monetaria, así como en un eventual descenso en el valor del crudo. 23 MAY 2022

24 MAY 2022

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Un aumento en el consumo de productos, junto con una producción que no termina de despegar y los altos precios del petróleo, son tres de los factores que han elevado la inflación este año más allá de lo previsto. (Imagen con fines ilustrativos). Foto: Karla Richmond.

Aunque la pandemia sigue acompañando a la población costarricense y mundial, sus efectos negativos sobre la economía de los hogares comienza a desaparecer. Según diversos estudios hechos por la Universidad de Costa Rica, las personas están más dispuestas a gastar dinero ahora que en años anteriores.

Esto es una buena noticia para la reactivación económica nacional, pero tiene su efecto negativo: es la principal razón que impulsa a los precios de los bienes y servicios a crecer, o lo que es igual, hace elevarse la inflación, misma que durante los años de la pandemia ha tenido un incremento sumamente bajo.

El aumento en el consumo no es proporcional a la producción, es decir, hay mucha más demanda que oferta y eso dispara los precios. Además, viene acompañado de otros dos factores de coyuntura que potencian la inflación: con el incremento mundial del consumo de bienes y servicios, también se comenzó a elevar el precio del petróleo. Esto, junto con el conflicto ruso – ucraniano, subió su costo al máximo histórico en el país, que el pasado 18 de mayo llegó a ₡958 en el caso de la gasolina súper.

De ahí que llenar el tanque de combustible del transporte público, vehículos de empresas y carros particulares salga más caro que nunca. Por supuesto que estos gastos no se quedan ahí: repercuten en el precio de los alimentos que consumimos y servicios que requerimos.

Al no ser un país productor de petróleo, Costa Rica debe importar esta materia prima… y ¿qué necesita para comprarla? Correcto, dólares, lo que eleva aún más su valor. Y ante la devaluación también histórica de la moneda local (este viernes llegó a cotizarse en 677,39 colones, el pico máximo), se deben pagar más colones por cada barril que ingresa al territorio nacional. Lo mismo ocurre con cualquier bien que importemos: es necesario usar más monedas nacionales para adquirir eso que tanto necesitamos o queremos.

Y tampoco se puede olvidar el encarecimiento mundial del transporte de mercancía en los barcos (la crisis de contenedores aún no acaba y se prevé que sus efectos lleguen hasta el próximo año) y los aviones, porque todo se mueve con combustibles. Esto termina de encarecer los productos importados y su precio lo terminan pagando quienes los consumen.

Inflación en cifras

Los números evidencian la gravedad del asunto. Según el informe del Índice de Precios al Consumidor (IPC) de Abril 2022, del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC), la inflación llega ya al 3,98 % en su versión acumulada de lo que va del año (hasta abril). Para evidenciar la gravedad de esta cifra, ya se superó la inflación acumulada del año pasado, que fue del 3,30 %. También dejó atrás la meta del BCCR para este 2022, que era de ± 1 punto porcentual con respecto a una estimación del 3 %.

Pero además, si se toma en cuenta la inflación interanual (mayo 2021 – abril 2022) esta alcanza ya el 7,15 % y es la más alta reportada desde junio de 2009. De hecho, solo en el mes pasado, este índice alcanzó el 1,58 %, el mayor en los abriles de los últimos cuatro años. También en abril, el 66 % de los productos aumentó de precio, el 24 % disminuyó y un 10 % no tuvo variación.

Y por supuesto, los productos que más se encarecieron el mes pasado ya fueron mencionados: la gasolina, el diésel, el gas licuado, los boletos aéreos, el aceite y el transporte en taxi. El factor común: los combustibles.

Para director del Instituto de Investigaciones en Ciencias Económicas (IICE), Juan Robalino, una solución pronta a este fenómeno aún no se vislumbra en el horizonte.

Director del IICE-UCR, Juan Robalino, sobre los precios de combustibles y su impacto en la inflación – Duración: 00:53 00:00

El Banco Central de Costa Rica (BCCR) tomó hace dos meses la decisión de aumentar la Tasa de Política Monetaria (TPM) al 2,50 % anual. Esta tasa es la que cobra el BCCR a la banca comercial sobre el préstamo de sus recursos. La estrategia es la siguiente: al subir la TPM, esa alza también es trasladada por los banco a sus clientes, lo cual reduce la inversión y el consumo, y por lo tanto, también baja la inflación. No obstante, esta decisión también afectaría el crecimiento de la producción de las empresas, debido a que la población tendría menos dinero para gastar y esto desincentiva la colocación de productos en el mercado.

Sin embargo, Robalino se mostró confiado en que estas políticas surtirán algún efecto para detener el encarecimiento de los productos. El experto recordó además que la inflación es un fenómeno sumamente regresivo, es decir, que el aumento aplica igual para hogares con altos y bajos recursos, con la diferencia de que estos últimos tienen menos capacidad económica para cubrir esas alzas. Es por eso que su freno se vuelve urgente cuando crece a niveles muy altos.

Director del IICE-UCR, Juan Robalino, sobre acciones del BCCR – Duración: 00:47:00:00

Entretanto, el director del IICE desaconseja una fuerte intervención del BCCR en el tipo de cambio, por más que siga aumentando de forma pausada e impulse la inflación. Él recordó que la función de esta entidad debe ser evitar que existan movimientos bruscos en el valor del dólar con respecto al colón, para no enviar mensajes de inestabilidad cambiaria al mercado.

Director del IICE-UCR, Juan Robalino, sobre la inconveniencia de una fuerte intervención del BCCR en el tipo de cambio – Duración: 00:49:00:00

Consultado sobre la posibilidad de subsidiar productos de la canasta básica que son requeridos por las personas con menor poder adquisitivo, Robalino señaló que esta tampoco es una buena idea, pues lo que más impulsa a la inflación en este momento es un aumento en la demanda junto con una producción que no crece al mismo ritmo.

De hecho, el economista señaló que una medida de este tipo puede “perderse de camino”, ya que eventualmente beneficiaría a las empresas productoras, sin que se traduzca en una reducción en el precio al consumidor.

Director del IICE-UCR, Juan Robalino, se opone a la posibilidad de subsidiar productos de la canasta básica – Duración: 00:27:00:00

En resumen, el director del IICE se mostró esperanzado en que los precios se estabilicen, una vez que la producción en el país retome su fuerza y aumente la oferta, así como la cantidad de productos de importación. Además, un eventual fin de la guerra ruso – ucraniana reduciría y estabilizaría el precio del crudo en el mercado, lo cual también ayudaría mucho a cortar este ciclo inflacionario.


Periodista: Pablo Mora Vargas
Oficina de Divulgación e Información
pablo.moravargas@ucr.ac.cr