Brecha digital: la educación, el lugar de habitación y la edad son los factores que provocan mayores diferencias

La posesión de equipos de cómputo marca serias distancias entre quienes viven en las ciudades y en el campo.

21 NOV 2022

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El uso de computadoras con fines productivos y la necesidad de estar pendientes del desarrollo educativo de sus hijos e hijas han hecho que los hogares jefeados por mujeres tengan cada vez más acceso a, al menos, una computadora. Esto cierra una brecha de género vigente por décadas. Foto: Anel Kenjekeeva.

En Costa Rica hay grupos poblacionales que tienen mayor posibilidad de tener acceso a una computadora, a un teléfono celular o a una tableta que otros. Esto pasa, sobre todo, entre las personas con estudios universitarios, quienes en la última década han contado con 40,6 computadoras más por cada 100 habitantes que aquellas solo con primaria completa.

Esta fue una de las principales conclusiones a las que llegó el Instituto de Investigación en Ciencias Económicas (IICE), de la Universidad de Costa Rica (UCR) en su reciente publicación “Nuevos enfoques para la medición y descomposición de las brechas digitales en Costa Rica”, que fue divulgado este lunes 21 de noviembre.

Para este análisis se utilizaron datos de la Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO) para el periodo 2010-2021, del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC), la cual se realiza en julio de cada año y valora diversas variables como género, lugar de residencia, rango de edades e instrucción académica.

Por ejemplo, cuando se trata de poseer un dispositivo móvil, la diferencia entre las personas con estudios de educación superior es de 13,5 veces más por cada 100 habitantes con respecto a quienes solo han cursado la primaria. Es decir, la distancia sigue siendo alta, pero mucho más reducida que en relación con las computadoras.

Pese a estos resultados, Costa Rica destaca en el mundo por tener altas calificaciones en el acceso a las nuevas tecnologías por parte de sus habitantes. Por ejemplo, en 2019 fue el país con la mayor penetración de telefonía móvil en el orbe, mientras que es el tercero de América en cuanto a acceso a internet desde los hogares, con un 86 %, solo superado por Canadá y Chile.

No obstante, esos lugares de privilegio digital no son respaldados cuando se segrega a la población por las categorías mencionadas, como lo revela el documento.

El investigador del IICE a cargo de este estudio, Luis Vargas Montoya, indicó que esto demuestra no solo las enormes diferencias socioeconómicas que hay entre ambos grupos, sino que el nivel educativo en la población define también el acceso a este tipo de aparatos y, colateralmente, también la dificultad de acceso a fuentes de trabajo calificadas. Esto fue aún más evidente en tiempos de pandemia, donde contar con estos artefactos representó la diferencia entre tener trabajo o no.

Luis Vargas, investigador del IICE: la brecha digital entre personas con estudios de primaria y universitaria es la más alta del país

Curiosamente, esa diferencia no es tan marcada entre quienes tienen únicamente educación primaria y secundaria, donde los segundos poseen 9 dispositivos móviles y casi 17 computadoras más que los primeros, por cada 100 habitantes.

Posesión de equipos digitales es mucho mayor en ciudades

La segunda brecha digital más marcada es la que existe entre las personas que habitan en zonas urbanas versus las que residen en zonas rurales. Cuando se trata de equipos de cómputo, la gente en las ciudades tiene 15 computadoras más por cada 100 habitantes que sus contrapartes del campo.

Este dato se mantiene alto, aún cuando se trata de celulares o tabletas. Ahí, quienes habitan en las zonas urbanas tienen 7,71 aparatos más que quienes viven en las zonas rurales.

Para Vargas-Montoya, esta marcada diferencia en la adquisición de computadoras o dispositivos móviles se relaciona con el escaso impacto que ha tenido en las comunidades periféricas del país el Fondo Nacional de Telecomunicaciones (FONATEL), creado tras la apertura en la telefonía celular que comprendió la firma del Tratado de Libre Comercio entre Centroamérica y Estados Unidos y que tuvo por fin posibilitar el acceso universal a tecnologías de la información y la comunicación a la población en general.

Luis Vargas, investigador del IICE: FONATEL ha sido insuficiente para cerrar brechas digitales, sobre todo en zonas rurales

Cuando se trata de grupos etarios, las distancias digitales más marcadas se dan entre quienes tienen de 15 a 34 años y en el grupo de personas mayores a 60 años. Los primeros tienen 5,83 computadoras y 3,74 dispositivos móviles más por cada 100 habitantes que los segundos. En gran medida, este resultado se da por una menor alfabetización digital y por la falta de apropiación de la tecnología por parte de las personas mayores.

Además, no se observaron diferencias de posesión de estos equipos entre las personas de 15 a 34 años y quienes tienen de 35 a 60 años, ya que ambos son grupos que se han visto expuestas al uso de tecnología desde edades más tempranas.

Una buena noticia que ofrece el estudio es que las brechas digitales por género son casi inexistentes. De hecho, no hay ninguna diferencia entre hogares jefeados por hombres o mujeres y la cantidad de computadoras que poseen ambos. Donde sí hubo un pequeño margen de distancia fue en la posesión de dispositivos móviles. Ahí, los hogares liderados por masculinos tienen 1,56 celulares o tabletas más por cada 100 habitantes que aquellos donde son mujeres quienes los sostienen.

Luis Vargas, investigador del IICE: la brecha digital por género es mínima y es perceptible solo en la adquisición de dispositivos móviles

A la vez, el académico del IICE recordó que la brecha digital es un fenómeno en el que inciden muchos factores y que tiene una estrecha relación con otros aspectos socioeconómicos.

Él espera que estos resultados colaboren en la toma de decisiones para la generación de políticas públicas que ayuden a combatir estas distancias en el uso y aprovechamiento de la tecnología, como la generación de fuentes de empleo o la formación de capital humano, entre otras, para construir una sociedad más próspera e inclusiva.


Periodista: Pablo Mora Vargas
Oficina de Divulgación e Información
pablo.moravargas@ucr.ac.cr

El aumento en el consumo es el principal factor del encarecimiento de bienes y servicios

Las esperanzas de detener el fenómeno se cifran en el incremento en la oferta de productos y de la Tasa de Política Monetaria, así como en un eventual descenso en el valor del crudo. 23 MAY 2022

24 MAY 2022

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Un aumento en el consumo de productos, junto con una producción que no termina de despegar y los altos precios del petróleo, son tres de los factores que han elevado la inflación este año más allá de lo previsto. (Imagen con fines ilustrativos). Foto: Karla Richmond.

Aunque la pandemia sigue acompañando a la población costarricense y mundial, sus efectos negativos sobre la economía de los hogares comienza a desaparecer. Según diversos estudios hechos por la Universidad de Costa Rica, las personas están más dispuestas a gastar dinero ahora que en años anteriores.

Esto es una buena noticia para la reactivación económica nacional, pero tiene su efecto negativo: es la principal razón que impulsa a los precios de los bienes y servicios a crecer, o lo que es igual, hace elevarse la inflación, misma que durante los años de la pandemia ha tenido un incremento sumamente bajo.

El aumento en el consumo no es proporcional a la producción, es decir, hay mucha más demanda que oferta y eso dispara los precios. Además, viene acompañado de otros dos factores de coyuntura que potencian la inflación: con el incremento mundial del consumo de bienes y servicios, también se comenzó a elevar el precio del petróleo. Esto, junto con el conflicto ruso – ucraniano, subió su costo al máximo histórico en el país, que el pasado 18 de mayo llegó a ₡958 en el caso de la gasolina súper.

De ahí que llenar el tanque de combustible del transporte público, vehículos de empresas y carros particulares salga más caro que nunca. Por supuesto que estos gastos no se quedan ahí: repercuten en el precio de los alimentos que consumimos y servicios que requerimos.

Al no ser un país productor de petróleo, Costa Rica debe importar esta materia prima… y ¿qué necesita para comprarla? Correcto, dólares, lo que eleva aún más su valor. Y ante la devaluación también histórica de la moneda local (este viernes llegó a cotizarse en 677,39 colones, el pico máximo), se deben pagar más colones por cada barril que ingresa al territorio nacional. Lo mismo ocurre con cualquier bien que importemos: es necesario usar más monedas nacionales para adquirir eso que tanto necesitamos o queremos.

Y tampoco se puede olvidar el encarecimiento mundial del transporte de mercancía en los barcos (la crisis de contenedores aún no acaba y se prevé que sus efectos lleguen hasta el próximo año) y los aviones, porque todo se mueve con combustibles. Esto termina de encarecer los productos importados y su precio lo terminan pagando quienes los consumen.

Inflación en cifras

Los números evidencian la gravedad del asunto. Según el informe del Índice de Precios al Consumidor (IPC) de Abril 2022, del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC), la inflación llega ya al 3,98 % en su versión acumulada de lo que va del año (hasta abril). Para evidenciar la gravedad de esta cifra, ya se superó la inflación acumulada del año pasado, que fue del 3,30 %. También dejó atrás la meta del BCCR para este 2022, que era de ± 1 punto porcentual con respecto a una estimación del 3 %.

Pero además, si se toma en cuenta la inflación interanual (mayo 2021 – abril 2022) esta alcanza ya el 7,15 % y es la más alta reportada desde junio de 2009. De hecho, solo en el mes pasado, este índice alcanzó el 1,58 %, el mayor en los abriles de los últimos cuatro años. También en abril, el 66 % de los productos aumentó de precio, el 24 % disminuyó y un 10 % no tuvo variación.

Y por supuesto, los productos que más se encarecieron el mes pasado ya fueron mencionados: la gasolina, el diésel, el gas licuado, los boletos aéreos, el aceite y el transporte en taxi. El factor común: los combustibles.

Para director del Instituto de Investigaciones en Ciencias Económicas (IICE), Juan Robalino, una solución pronta a este fenómeno aún no se vislumbra en el horizonte.

Director del IICE-UCR, Juan Robalino, sobre los precios de combustibles y su impacto en la inflación – Duración: 00:53 00:00

El Banco Central de Costa Rica (BCCR) tomó hace dos meses la decisión de aumentar la Tasa de Política Monetaria (TPM) al 2,50 % anual. Esta tasa es la que cobra el BCCR a la banca comercial sobre el préstamo de sus recursos. La estrategia es la siguiente: al subir la TPM, esa alza también es trasladada por los banco a sus clientes, lo cual reduce la inversión y el consumo, y por lo tanto, también baja la inflación. No obstante, esta decisión también afectaría el crecimiento de la producción de las empresas, debido a que la población tendría menos dinero para gastar y esto desincentiva la colocación de productos en el mercado.

Sin embargo, Robalino se mostró confiado en que estas políticas surtirán algún efecto para detener el encarecimiento de los productos. El experto recordó además que la inflación es un fenómeno sumamente regresivo, es decir, que el aumento aplica igual para hogares con altos y bajos recursos, con la diferencia de que estos últimos tienen menos capacidad económica para cubrir esas alzas. Es por eso que su freno se vuelve urgente cuando crece a niveles muy altos.

Director del IICE-UCR, Juan Robalino, sobre acciones del BCCR – Duración: 00:47:00:00

Entretanto, el director del IICE desaconseja una fuerte intervención del BCCR en el tipo de cambio, por más que siga aumentando de forma pausada e impulse la inflación. Él recordó que la función de esta entidad debe ser evitar que existan movimientos bruscos en el valor del dólar con respecto al colón, para no enviar mensajes de inestabilidad cambiaria al mercado.

Director del IICE-UCR, Juan Robalino, sobre la inconveniencia de una fuerte intervención del BCCR en el tipo de cambio – Duración: 00:49:00:00

Consultado sobre la posibilidad de subsidiar productos de la canasta básica que son requeridos por las personas con menor poder adquisitivo, Robalino señaló que esta tampoco es una buena idea, pues lo que más impulsa a la inflación en este momento es un aumento en la demanda junto con una producción que no crece al mismo ritmo.

De hecho, el economista señaló que una medida de este tipo puede “perderse de camino”, ya que eventualmente beneficiaría a las empresas productoras, sin que se traduzca en una reducción en el precio al consumidor.

Director del IICE-UCR, Juan Robalino, se opone a la posibilidad de subsidiar productos de la canasta básica – Duración: 00:27:00:00

En resumen, el director del IICE se mostró esperanzado en que los precios se estabilicen, una vez que la producción en el país retome su fuerza y aumente la oferta, así como la cantidad de productos de importación. Además, un eventual fin de la guerra ruso – ucraniana reduciría y estabilizaría el precio del crudo en el mercado, lo cual también ayudaría mucho a cortar este ciclo inflacionario.


Periodista: Pablo Mora Vargas
Oficina de Divulgación e Información
pablo.moravargas@ucr.ac.cr