Dra. Lizbeth Salazar Sánchez, médica

Tema: Secuelas de la enfermedad y su peso para la seguridad social

¿Qué se sabe sobre las secuelas del COVID-19 prolongado?

Dra. Lizbeth Salazar Sánchez (LSS): “Aún hay aspectos clínicos y patológicos en estudio sobre el COVID-19 prolongado, pero se considera importante primero informar a la comunidad e indicar a qué se refiere dicho término.

El COVID-19 prolongado se emplea para definir la condición posterior a la enfermedad, en la cual personas con antecedentes de infección por SARS-CoV-2 (probable o confirmada), en un período generalmente de tres meses desde el inicio de la enfermedad, continúan con síntomas que duran al menos dos meses. Esta situación no se puede explicar con un diagnóstico alternativo.

Entre los indicios comunes, se incluyen la fatiga, la dificultad para respirar y la disfunción cognitiva, así como otros que, por lo común, tienen un impacto en el funcionamiento diario.

Los síntomas pueden aparecer de nuevo, ya sea después de la recuperación inicial de un episodio agudo de COVID-19, o persistir desde la enfermedad inicial. Además, también pueden fluctuar o recaer con el tiempo.

Aunque el COVID-19 se considere una enfermedad que principalmente afecta a los pulmones, de igual modo puede dañar muchos otros órganos. Por ejemplo, el corazón, los riñones y el cerebro.

Encima, el daño que estos sufren puede ocasionar complicaciones de salud que se mantienen en el COVID-19 prolongado. En algunas personas, de hecho, los efectos persistentes para la salud pueden abarcar problemas respiratorios a largo plazo,complicaciones cardíacas, deterioro renal crónico, accidente cerebrovascular y síndrome de Guillain-Barré (que es una afección que causa parálisis temporal)”.

¿Una persona con COVID-19 prolongado puede volver a contraer el virus y tener una enfermedad más grave?

LSS: “Según investigaciones en otros países, es posible que las personas que han presentado COVID-19 prolongado puedan reinfectarse, aun quienes, en términos generales, revelan un cuadro más favorable. No obstante, en su mayoría, no se descartan los reportes de casos graves e, inclusive, algunos han fallecido”.

¿Qué implicaría para la seguridad social tener un incremento de personas con COVID-19 prolongado? ¿Estamos preparados como país para afrontar un escenario como ese?

LSS: “La COVID-19 seguirá siendo un desafío en el futuro previsible. Nuestro país, con su sistema de seguridad social, lo está enfrentando con los recursos que se cuentan. Sin embargo, quedan muchas respuestas pendientes en torno al COVID-19 y sus secuelas, aparte de que ininterrumpidamente se formulan nuevas preguntas.

En Costa Rica, estamos haciendo frente a la detección de estos casos y hay que atenderlos, mientras que, de manera paralela, se precisa hacer consensos entre los centros de atención de estos pacientes para determinar cuáles son los cuadros que se ven con más frecuencia y cómo se han abordado.

Claro está, todo se ha ejecutado bajo el escenario que se vive en la dinámica de la pandemia en el país.

Por otra parte, las investigaciones actuales y venideras, sin duda, brindarán nuevas evidencias y demandarán nuestra comprensión. Análogamente, permitirán contar con definiciones que ayudarán tanto a dar un mejor diagnóstico como llevar a cabo una mayor prevención y terapias orientadas a las consecuencias de la COVID-19 en los seres humanos”.

¿Ya se conoce de algún tratamiento contra el COVID-19 prolongado?

LSS: “El tratamiento, hasta el momento, es para la afección que presenta la persona en la variedad de los cuadros que se mencionaron. Por otro lado, en cuanto a una terapia específica, en este momento se desconoce, según los estudios e indagaciones que se están realizando mundialmente”.